Domingo, 6 de abril de 2025 | 5° Semana del Tiempo de Cuaresma

📖 Del santo evangelio según san Juan (Jn 8, 1-11)

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?». Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». 



🙏 Comentario

Los escribas y fariseos le llevan a una mujer sorprendida en adulterio. Tienen una intención macabra entre las manos: no sólo quieren apedrearla, como era costumbre (apoyándose en la Ley), también la utilizan como un objeto para saber cómo actúa Jesús y tener de qué acusarlo.

El Señor los sorprende de nuevo con sus palabras y su actuar: "Quien no tenga pecados, que tire la primera piedra". Él no hace leña del árbol caído; al contrario, la salva de una muerte bestial. Pero también hace algo que los escandalizará: (a) la perdona, (b) la envía en paz y (c) le recomienda que no peque más.

En este pasaje se manifiesta cuán grande es el amor y la misericordia de Dios, que da segundas oportunidades y que desea restaurar la vida de todos y de todas. Así, también, tumba la concepción de un dios justiciero, implacable, vengativo y amante de la sangre de los pecadores.

Tú y yo estamos llamados a cambiar de nuestra mente las falsas imágenes de Dios y a encontrarnos con el Dios verdadero: Jesucristo. Y una vez lo hayamos conocido, somos responsables de acoger sus palabras y sus obras, y de vivirlas a modo que nuestra vida sea cada vez más amorosa, compasiva y misericordiosa con todos y todas sin importar quien sea (o haya sido).


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Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Entonces nadie se atrevió a lanzarlas en contra de aquella mujer. Tampoco Jesús hace leña del árbol caído. Al contrario, la levanta, la perdona, la envía en paz. Se trata de eso. Hagamos lo mismo.

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