Sábado, 15 de marzo de 2025 | 1° Semana del Tiempo de Cuaresma
📖 Evangelio según san Mateo (Mt 5, 43-48)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Han oído que dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo".
Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen, para que ustedes sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto».
🙏 Comentario
Más que buscar ser perfeccionistas, Jesús desea que el discípulo (todo discípulo) sea una persona completa, madura. Esa es la acepción más cercana para τέλειος (τέλειοι en plural) cuando se mira este texto desde el griego. Quien busca la perfección, desde nuestra mentalidad y cultura, busca sobresalir y ser mejor que los otros. Nada que ver con lo propuesto por Jesús que va más en la línea del crecimiento sano y desinteresado, la madurez en todas las áreas, la completitud.
El discípulo debe trabajar en su corazón para que allí quepan hasta los enemigos y detractores. Por ello lo de amarles y el rezar por los perseguidores. No debe haber espacio para la venganza ni para la retaliación. Un corazón lleno de Dios sabe perdonar y orar por los enemigos.
Dios Padre ama a todos y prueba de ello es que hace salir el sol y manda la lluvia sobre malos y buenos. Se cae, entonces, por su peso aquel argumento de quienes lo ven como una persona justiciera que castigará implacablemente a los malos. Dios nunca devolverá mal por mal. Su ser y lenguaje es el amor y Jesús sí que nos lo mostró muriendo en la cruz por todos y todas, y pidiendo perdón al Padre por sus verdugos.
💌 Mensaje
Más que ser perfeccionistas y obsesivos con ello, lo de ser perfectos (τέλειοι) se trata de madurez y crecimiento hasta llegar a la completud. Para ello, el discípulo debe amar al enemigo y estar dispuesto a superar todo deseo de venganza y retaliación.
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