Martes, 11 de marzo de 2025 | 1° Semana del Tiempo de Cuaresma

📖 Evangelio según san Mateo (Mt 6, 7-15)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes oren así: "Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día,

perdona nuestras ofensas, cómo también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal".

Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también a ustedes los perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas».


🙏 Comentario

Dios es Padre. Qué escándalo decir esto en aquella época. Los judíos concebían a Dios como el Señor, el Altísimo, el Adonay, pero decir que es Padre... fue algo nuevo y confrontador que reveló Jesús. Y como Padre que es, sus hijos debemos verlo con cariño, con confianza, con alegría y gratitud. Dios es el Padre de la misericordia. Es un Dios que nos ama con un amor de Padre.

Relacionarse con papá es necesario para que la confianza se dé. Nadie confía en un desconocido. Por eso el episodio de hoy nos habla de la oración: orar es relacionarse con el Padre bueno, el Dios que desea colmar nuestro corazón con su amor y restablecer nuestras relaciones.

En la oración del Padre Nuestro, Jesús nos enseña el arquetipo de oración. Este tiene 7 peticiones y estudiarlo a fondo es muy provechoso. En esta ocasión solo tocaré dos elementos del Padre Nuestro: Dios es nuestro Padre y perdonar para ser perdonados.

Que Jesús diga que Dios es nuestro Padre implica aprender a ver la vida y la espiritualidad en clave comunitaria. No somos islas; sus hijos somos muchos, somos comunidad, llamados a la comunión. Él es Padre de todos, es NUESTRO, o sea que necesitamos reconocer, aceptar y vivir como hijos y también como hermanos.

Dios es nuestro Padre, pero también es el Padre de aquellos que no son de nuestros afectos. Y no es fácil ver a los demás como hermanos, pero es una cuestión que hay que trabajar porque en verdad lo somos. Es entonces cuando conviene recordar aquello del perdón: "perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos...". Jesús es claro y lo pone en términos de requisito: "Si ustedes perdonan... también se les perdonará... pero si no perdonan... tampoco si Padre perdonará sus ofensas".

El camino cristiano es exigente pero conduce a una verdadera libertad interior. Dejemos que su Palabra en esta cuaresma siga confrontándonos y seamos dóciles a lo que nos pide.


💌 Mensaje

Jesús desea tocar nuestro corazón y sanar todo vínculo roto. Para ello pone un requisito: Si perdonamos, se nos perdonará; si no perdonamos, no se nos perdonarán nuestras ofensas. Es necesario ver a los otros como hermanos, hijos del Padre-Nuestro.

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