Lunes, 24 de marzo de 2025 | 3° Semana del Tiempo de Cuaresma
📖 Evangelio según san Lucas (Lc 4, 24-30)
Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad les digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo asegurarles que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
🙏 Comentario
Lastimosamente la liturgia hoy no nos presenta el texto desde el capítulo 21. Es recomendable leerlo desde ahí para entender mejor el contexto. Jesús llega a la sinagoga de Nazareth y allí comienza su intervención. La gente queda maravillada por sus palabras, pues el hijo de José, el carpintero, el que les está hablando. Pero curiosamente Jesús sigue hablando y la gente se enfada por lo que les dice, entonces lo echan de la ciudad y quieren acabar con su vida.
¿Qué es aquello que les dice Jesús que los indisponer tanto? Que ningún profeta es bien recibido en su patria y que allí no haría milagros como en Cafarnaún.
El auditorio de Jesús pasó de amarlo a odiarlo luego su prédica. Y es curioso que llegan al extremo de querer acabar con él. Les es más fácil despeñarlo que hacer un examen de conciencia y recapacitar.
Nos gustan los profetas que anuncian buenas nuevas, que motivan, que llenan de Esperanza; pero aquellos que denuncian el mal y el pecado, esos cómo nos incomodan. El ser humano tiene dificultades para aceptar su realidad interior, por eso cuando alguien se la menciona o lo interpela, se siente atacado. El Señor debe conducirnos, y más en cuaresma, hacia esas reflexiones incómodas que tanto evitamos y nos incomodan, porque es poniendo el dedo en la llaga como encontraremos luz para esas zonas oscuras y libertad para tantas esclavitudes.
💌 Mensaje
Los profetas que anuncian buenas nuevas, que motivan, que llenan de Esperanza, todos los quieren, pero aquellos que denuncian el mal y el pecado, esos incomodan. El ser humano tiene dificultades para aceptar su realidad interior, por eso cuando alguien se la menciona o lo interpela, se siente atacado.
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