Domingo, 9 de marzo de 2025 | 8° Semana del Tiempo Ordinario

📖 Evangelio según san Lucas (Lc 4, 1-13)

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”». Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.



🙏 Comentario

El Espíritu Santo sostiene a Jesús y lo conduce, pero el espíritu del mal también hace su trabajo. Sin embargo, el Señor se mantiene siempre fiel al Padre y vence las tentaciones del maligno. Veamos en qué consistieron.

La primera tentación tiene que ver con el placer. Jesús sentía hambre pero estaba ayunando. El diablo le tienta a que convierta unas rocas en panes. Jesús no accede y lo vence con su Palabra. La segunda tentación es la de adorar al diablo para tener. El maligno le ofrece los reinos del mundo si lo adora. El Señor no necesita adorar a ninguna criatura, él es Dios. La tercera consiste en tentar al Padre para obligarlo a actuar. Cuando se confía en alguien no hay necesidad de manipularle. Jesús supo identificarlas y de esta manera vencer a su adversario.

El placer nos vuelve egoístas, no nos permite ver la necesidad de los demás y entablar sanas relaciones de interdependencia, de comunión. El tener nos ciega, nos encierra en la comodidad, en las cosas del mundo,  y nos ilusiona con una vida de ensueño, pero que termina siendo muy vacía y solitaria. El poder nos hace creer dioses y nos lleva a desconfiar del verdadero Dios, a la idolatría humana.

Con las tentaciones el diablo siempre busca alejarnos de Dios, de la fe, de su proyecto. El conoce nuestras debilidades y de acuerdo a ellas nos tienta. He ahí la importancia de aprenderse a conocer y de trabajar en las propias debilidades. He ahí la necesidad de dejarse guiar y sostener por el Espíritu Santo. Él fue quien condujo a Jesús y quiere conducirnos para salir victoriosos de la tentación.


💌 Mensaje

Placer, tener, poder, tres tentaciones con las que el diablo busca apartarnos de Dios, de la fe, de su proyecto. Es necesario conocerlas e identificarlas para poder vencerlas. El Espíritu Santo es quien nos sostendrá antes, durante y después de la tentación.

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