Miércoles, 26 de febrero de 2025 | 7° Semana del Tiempo Ordinario
📖 Evangelio según san Marcos (Mc 9, 38-40)
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros». Jesús respondió: «No se lo impidan, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
🙏 Comentario
En una ocasión, Juan -en compañía de Santiago- quiso pedir que cayera fuego del cielo para arrasar con quienes no creyeron en el mensaje anunciado. Él y los demás discípulos estaban formándose, así Marcos nos narra cómo era el corazón de estos hombres llamados por Jesús. Había mucho que purificar, sin duda, y es en este espíritu que hoy el Señor les enseña que quien no está contra ellos está a favor suyo.
Hay alguien que está expulsando demonios en el nombre de Jesús. Juan quiere impedírselo y se lo consulta al Maestro. De su parte hay una negativa: "No se lo impidan". Hay alguien que se está favoreciendo de dicha actividad, no hay que impedirle a nadie que haga el bien, y más si es en el nombre de Jesús. Nadie tiene el monopolio de Dios y sus dones. Él los reparte y actúa sobre quien quiere, como y cuando quiere.
A nosotros, los bautizados, a veces nos sucede lo de Juan: hay personas no creyentes o de otras religiones, que realizan obras bondadosas en pro de la humanidad y, en vez de ver todo lo bueno, lo bello y lo verdadero en ello, sentimos celos y hasta deseos de desanimarles o detenerlos para que no lo sigan haciendo. Sería bueno recordar las palabras del Maestro: "No se lo impidan". Aunque no piensen ni crean como nosotros, su actuar sí es como el de Dios. Como dice la Gaudete et Exultate (42): "él está misteriosamente en la vida de toda persona". A nosotros nos corresponde unirnos a ellos o invitarlos a que se unan a nosotros para seguir multiplicando el bien.
💌 Mensaje
Nadie tiene el monopolio de Dios y sus dones, él los reparte sobre quien quiere, como y cuando quiere. Por tanto, no interesa que alguien no sea "de los nuestros" y que esté haciendo el bien sin nosotros. Nadie sensato debería impedirle a nadie que haga el bien.
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